Juré dar felicidad a todas las mujeres reflejo de la vida bendita. ¿Cómo? He ahí el dilema. Estudié. Analicé. Investigué. Al fin alcancé el máximo grado de abstracción. Hoy transmito a mis congéneres los hombres la clave para entender lo irracional navegar por las oscuras aguas del pensamiento femenino acometer el gran reto atajar las impredecibles cabriolas del alma de una mujer.Me atrevo porque soy un elegido. Fui yo y no otro. Cualquiera pudo haber sido pero fui yo. La misión es llevar la luz de un pensamiento universal a todos los vericuetos recónditos lugares algunos oscuros otros luminosos. He creado un código secreto. Sólo para hombres. Porque el enigma más grande en la historia de la humanidad es cómo satisfacer a una mujer.Ellas no tienen la capacidad de abstracción nunca la descubrirán sin nosotros. Además por su conducta general y recurrente nace la sospecha: No tienen interés en obtener la felicidad. ¿Todas pueden ser felices? Creo que no. Perdón el teorema no admite vacíos. Estoy seguro que no. Esta obra no tiene capítulos partes ni nada que se le parezca. Son reflexiones las mías las últimas una vez que rebasé los modelos filosóficos clásicos. Estarán acompañadas de narraciones sobre la relación mujer-hombre. Señalaré los diversos casos en que se hace imposible la felicidad de ellas. Enumeraré la historia de mujeres pérfidas. Todos mis escritos están sujetos a interpretación y reflexión. Ustedes apóstoles y discípulos de estas visiones serán los encargados de ponerlas en práctica.Creo que de esta forma atajaré mi cita con la última mujer de todo hombre. Al hacerlas felices yo seré feliz. Así cumplo mi promesa. Me arrepentí. Enmendé el camino. Lo más importante aproveché la segunda oportunidad porque definitivamente el infierno termina siendo del género femenino.